El secuestro: un delito poco común en el Atlántico que se está volviendo reiterativo
Solo este año hay reporte de 3 casos, todos ligados con delincuencia común.
El secuestro en Colombia ha estado marcado dentro del margen del conflicto armado.
Ha sido uno de los delitos más atroces.
Usado con fines políticos o extorsivos por delincuencia común o grupos organizados como la guerrilla, las AUC u otros que surgieron a raíz de las desmovilizaciones de los dos primeros.
Es uno de los delitos de alto impacto en Colombia y es uno de los que tiene más sanciones severas.
Este delito está consagrado en el artículo 168 del Código Penal Colombiano. En este se refiere al secuestro simple en el que precisa que “el que con propósitos distintos a los previstos en el artículo siguiente, arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona, incurrirá en prisión de ciento noventa y dos (192) a trescientos sesenta (360) meses y multa de ochocientos (800) a mil quinientos(1500) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.
Es decir, podría tener prisión que va desde los 16 hasta los 30 años.
De igual manera, el secuestro extorsivo tiene un artículo especial que es el 169 y en este indica que “el que arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona, con el propósito de exigir por su libertad un provecho o cualquier utilidad, o para que se haga u omita algo, o con fines publicitarios o de carácter político, incurrirá en prisión de trescientos veinte (320) a quinientos cuatro (504) meses y multa de dos mil seiscientos sesenta y seis punto sesenta y seis (2.666.66) a seis mil (6.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Igual pena se aplicará cuando la conducta se realice temporalmente en medio de transporte con el propósito de obtener provecho económico bajo amenaza.”.
En otras palabras, la prisión oscila entre los 27 y hasta 42 años.
El secuestro en el Atlántico
Aunque este delito tiene mayor incidencia en el interior del país o en departamentos de la Región Caribe como Cesar, Bolívar o Córdoba, el Atlántico no se salva de este flagelo.
Es poco común este hecho delictivo en el departamento más pequeño de la Región Caribe.
Sin embargo, este año se han registrado dos casos de secuestro extorsivo y uno para robar. Una situación que se está volviendo reiterativa por parte de los delincuentes para lograr su cometido.
Por ejemplo, una modalidad de secuestro extorsivo que se está registrado en el departamento es que los delincuentes están ubicado a sus víctimas que se dediquen a realizar servicios a domicilio como atención médica en casa, organización de eventos, visita de profesionales de cualquier área para supuestamente realizar un trabajo y una vez en la dirección dada por los antisociales los secuestran para pedir rescate a sus familiares.
Los casos recientes
El secuestro de trabajadores de una IPS
Dos mujeres y un hombre, trabajadores de una IPS, fueron secuestrados la semana anterior por delincuencia común, luego que los mismos antisociales solicitaron un supuesto servicio para realizar pruebas Covid-19 en una finca. Sin embargo, al llegar al lugar acordado fueron interceptados por cuatro delincuentes, los amordazaron y grabaron un video para enviarlo a sus familiares con el fin de exigirle la suma de 70 millones de pesos para su liberación.
No obstante, los familiares denunciaron el caso ante el Gaula de la Policía e integrantes de esta los rescataron en tiempo ‘record’ en una zona enmontada del corregimiento de Juan Mina, cerca de la Circunvalar de la Prosperidad.
Uno de los presuntos secuestradores fue capturado en el operativo y las investigaciones continúan para dar con el paradero del resto de los responsables de este plagio.
Taxista intimidado
El viernes 6 de agosto un taxista fue secuestrado por delincuentes por varias horas para robarle el vehículo.
El taxista tomó en horas de la noche una carrera en la Circunvalar, a la altura de la nevada de Coochofal, donde un hombre le solicitó una carrera a la calle 50 con carrera 2G, barrio Carrizal.
Sin embargo, al llegar a la mencionada dirección el pasajero reveló sus verdaderas intenciones cuando junto a tres delincuentes más que llegaron al lugar obligaron al taxista a pasarse a la parte trasera del automotor para retenerlo por varias horas y luego pasarlo a otro vehículo.
Alrededor de las 12 de la madrugada lo dejaron abandonado en un parqueadero sin el taxi.
El plagio de unos esposos que el Gaula halló en Soledad
El pasado 3 de junio una pareja de esposos salió desde Cartagena con rumbo a Barranquilla para asistir a una supuesta cita para la organización de un evento social.
Sin embargo, una vez en la capital del Atlántico fueron secuestrados por miembros de una banda de delincuencial común que se hicieron pasar por integrantes del ‘Clan del Golfo’ para exigir 50 millones de pesos para su liberación.
Sin embargo, la hija de la pareja, tras enterarse del secuestro, denunció el caso ante el Gaula de la Policía.
Tras indagaciones de las autoridades, lograron ubicar a las víctimas en un inmueble de una invasión en el municipio de Soledad. Allí realizaron las capturas y posterior liberación de los esposos.
En el lugar, las autoridades capturaron a Heisty Ivana Rivero Flórez, de 25 años; Alexander Yépez Nuñez, de la misma edad; y Orlando Macías Mosqueras, de 31 años; y fue aprehendido además un adolescente de 14 años.
En el lugar fueron incautados un revólver con 4 cartuchos y dos celulares.
El caso del empresario ‘Fito’ Acosta
Uno de los casos más sonados de un secuestro reciente en Barranquilla fue el del empresario Rodolfo’ Fito’ Acosta y su esposa, luego que el 31 de agosto del 2018 fueran interceptados en su vehículo blindado en un falso retén de la Policía en la Circunvalar con carrera 53, en el norte de la ciudad.
La mujer fue liberada horas después y abandonada en una calle del barrio San Felipe. Posteriormente, el empresario también fue dejado en libertad.
Tras un intensa investigación de la Policía y de la Fiscalía, se logró capturar a 13 personas que estarían vinculadas en el secuestro, entre ellos una persona cercana al empresario.
Las autoridades catalogaron el secuestro como de carácter extorsivo para lograr que su familia pagara rescate por su liberación.